"Adoramos las alimañas, sólo comemos carne cruda y bebemos sangre. Nuestra gran ilusión es ser algo en la vida y algún día ser más famosos que Jack el Destripador, el Estrangulador, Hitler, Frankenstein, Drácula y Calígula juntos."
Roberto Moso escribió en una ocasión que cualquier canción de Eskorbuto podría servir para titular una biografía sobre el grupo. Diego Cerdán escogió "Historia triste" para su libro, en este caso yo elegí "No quiero cambiar" para encabezar la crónica de una muerte anunciada, otros han titulado sus reportajes "La mejor banda del mundo", "Antitodo", "La última pelea"... Esto es posible para un grupo donde sus canciones fueron su vida y su vida fueron sus canciones. Diez años duró su historia, pero fueron diez años muy intensos.
Situémonos en el Euskadi de los años ochenta, y concretamente en la Margen Izquierda del Nervión. La ría atraviesa el gran Bilbao en dos márgenes, y tradicionalmente en dos mundos bien distintos. Aún pueden verse esas diferencias, pero antes eran mucho más aguzadas. Es curioso cómo aún pervive el mito en torno a la Margen Izquierda, para las jóvenes generaciones es un apellido, una identidad propia. Ezkerraldea, la Leftcoast en el mundo del graffiti hip-hopero, las ratas para los viejos y nuevos punkies. Emigrantes muchos, con padres venidos de otros lares, Extremadura o Castilla, o como los mismos Eskorbuto, de Galicia. Los pueblos de esta margen tuvieron un buen pasado, pero un pasado ya lejano. Aunque de vieja tradición marinera, las minas y la industria fueron el imán de mucha gente de fuera, durante el siglo XX fue ésta zona de obreros, la ‘margen popular’ fue creciendo en densidad de población, luego llegaron los setenta y ochenta, los malos tiempos de desempleo y marginalidad. Unamos este contexto particular al contexto vasco de la alargada Transición, las primeras ikurriñas en los ayuntamientos, el renacimiento de la identidad vasca oprimida, los años duros de ETA y, en otro apartado de cosas, la Movida y todo lo que llegaba de fuera. Iosu Expósito era un chavalillo de barrio humilde, trabajaba cuando podía en la construcción, no estudiaba, había sido expulsado de los colegios (las monjas decían que era el diablo), era hábil jugando al fútbol, pero sobretodo estaba prendido del rock hasta los tuétanos. Gracias al rock conoció a Roberto Moso, otro amante de la distorsión.
Roberto Moso y Iosu Expósito.
''Los enganchados al rock & roll nos olfateábamos y nos juntábamos como bestias en celo pero lo de Josu era único. Para contarte tal o cual episodio de la historia de los Who emulaba una por una la puesta en escena de todos los componentes. Recuerdo representaciones entusiastas en el portal de mi casa y vecinos aterrados que creían que le habría dado un ataque de epilepsia. Pete Townshend, Keith Moon, Roger Daltrey y hasta el soso de John Entwistel se reencarnaban en su nerviosa figura, y como buen mitómano, era el doble de espectacular que ellos. Josu se había fumado todos los “Popular 1” y todos los “Disco Express” del mundo y recreaba también toda aquella literatura como Alonso Quijano hacía con los libros de caballerías.''
1977 fue el año del punk, y Rober consiguió en poco tiempo un currillo en Inglaterra que le permitió visitar Londres. Cuando regresó, estaba decidido a crear su propia banda de punk, así que junto con Txus, Nekane, Putre y Iosu, montó ‘Zarama’ (Basura), que en aquel entonces (finales de los setenta) todavía era un proyecto en pañales. Aunque la Wikipedia diga que fue Eskorbuto, en realidad fue Zarama el primer grupo vasco en auto-promocionarse por medio de firmas en las paredes. Llenaron el pueblo de pintadas, Rober incluso escribió artículos falsos para promocionar su grupo cuando todavía no tenían ni instrumentos. El resto de la historia la disfrutaréis mejor en su libro. El caso es que Iosu era un alma inquieta con épicas hazañas que llevar a cabo, y no se conformaba con ser bajista en aquellos primerizos Zarama, él quería ser guitarrista y tener su propio grupo, un grupo que hiciera mucho ruido. Un día de 1980 lo habló con Roberto, que conocía a alguien que podría encajar para Iosu.
''Juanma era alto, con cara redonda y melenas a lo Jim Morrison –de hecho le encantaba el “Roadhouse Blues”– pero lo que realmente le iba era la “química”. Para hacer un estudio sobre los efectos de cualquier sustancia, nada mejor que tomar apuntes después de estar con él una tarde. Juanma era de otro barrio heavy de Santurtzi: Kabiezes, por alguna extraña razón, los que bajaban de allí eran auténticos kamikazes del pastilleo, vivía cerca del cementerio y siempre se le notó. Le encantaban los temas escabrosos.''
Roberto les casó y les dio el nombre: ‘Eskorbuto’, muy apropiado para un pueblo de tradición marinera. Iosu era radical en todo, su cabeza bullía mil ideas al mismo tiempo, mil revoluciones sociales, creía o quería creer en la autenticidad y la coherencia del Rock, su religión. Su gran ídolo era Keith Moon, nombre que llevaba torpemente cosido en la espalda de su chupa: ‘Keith Moon, tus amigos de la vida no te olvidan’. Jualma era un cachondo mental, un hedonista que quería experimentarlo todo, además le gustaban las pelis de miedo, fue el responsable de las canciones más macabras de Eskorbuto. Eran muy diferentes, pero les unía la idea de montar un grupo y tomárselo en serio, sobretodo tomárselo en serio. Ambos creían que todo era posible si había cojones. Consiguieron más gente para el equipo, en distintos momentos: Laiki, el Cañas, el Gú… Empezaron compartiendo lonja con los Zarama y otro grupo, pero luego se largaron a una zona de pabellones industriales, un sitio donde podían meter bulla a gusto. Allí crearon sus primeras canciones, pero su música en aquel entonces era básicamente ruido, Iosu machacando la guitarra y rompiendo cuerdas, Jualma gritando y aprendiendo a tocar el bajo y el Gú rompiendo platillos de batería, no ganaban para platillos. Ni siquiera conseguían acabar una canción entera, sincronizarse era tarea imposible, pero su energía era bestial. No quiero rellenar este post de anécdotas, pero me apetece contaros su primer concierto, por llamarlo así. Un tipo que trabajaba en un colegio les dijo: ‘Hacemos una fiesta y si tocáis os lo agradeceremos. Pagar no os podemos pagar nada, pero beber, podéis beber lo que queráis.’ Así que allá fueron al colegio cargados con el equipo y los bártulos, pensando: ‘Joder, nuestra primera actuación, en vez de ensayar solos lo hacemos con público y al menos bebemos gratis.’ Cuando llegaron se encontraron unos botellines de Kas y Coca-Cola y descubrieron que el colegio era infantil. ¿Sabía el tipo que les había llamado qué clase de grupo musical eran? ‘Gran sorpresa: nuestro primer público, salvo una docena de madres y cuatro o cinco maestros, no superaba la edad media de diez años. Salvajismo, brutalidad, bestialidad, no nos cortamos un pimiento. Pues bien, ya que estamos aquí en el colegio vais a saber lo que es bueno. ¡Menuda actuación! ¡menudo público!'
En aquel entonces empezaron también las detenciones cada dos por tres, la policía ya se lo tomaba a cachondeo, ya sea porque había motivos serios o porque no los había, los Eskorbuto eran detenidos continuamente. En una ocasión les detuvieron por la cara y les dijeron: ‘En cuanto lleguemos a la comisaría os soltaremos y después, si os volvemos a ver, os volveremos a detener. Voy a ser sincero con vosotros, la gente de la calle se pone de nuestro lado al deteneros, ya que con esas pintas les dais miedo.’ En otra un sargento le dijo a Iosu: '¡Hombre, los Eskorbuto!, ¿qué tal os va? A todo esto, ¿no os acordáis de mi? ¡Si, joder, me tenéis que conocer! Yo os he detenido cinco veces'. – Iosu y Jualma siempre andaban juntos y metidos en líos, su vida era Eskorbuto, un personaje que vivían las veinticuatro horas del día. Ni Laiki, ni Cañas ni el Gú pudieron seguirles el ritmo, y uno tras otro fueron abandonando el grupo. En estas que conocieron a Paco, un tipo que les sacaba siete años pero que a diferencia de los anteriores bateras, sabía tocar la batería. Paco ‘okupaba’ un viejo caserío en Portugalete, que se convirtió también en el nuevo chamizo de Eskorbuto. Así que en 1982 ya estaba formado el trío: Iosu a la guitarra, Jualma como bajista y voz principal y Paco a la batería. ‘Señores viajeros, el próximo tren con destino al infierno va a efectuar su salida.’ Su obra tiene una personalidad de la que carecen muchos grupos punks nacionales. En el repertorio de Eskorbuto no hay ninguna canción contra la Iglesia, por poner un ejemplo tonto, y sin embargo te encuentras en un mundo de muertos levantándose de sus tumbas, gente enterrada viva, dinosaurios dominando la tierra... Por contraste, 'La Polla Records' se ciñe más al catecismo punk. Eskorbuto tiene malas y muy buenas canciones, pero casi todas tienen algo que las hace diferentes, una firma eskorbutiana inconfundible, ya sean los himnos rabiosos de Iosu o los temas macabros de Jualma. Incluso hicieron una ópera-rock, emulando con ello a la banda tan querida de Iosu, 'The Who'. Como grupo no se estuvieron quietos, cubrieron la Margen Izquierda de pintadas de auto-promoción y realizaron varios viajes a Madrid que dieron mucho que hablar. En el primero se cargaron el cochambroso coche de Paco y tuvieron que realizar el resto del viaje haciendo dedo, en otra ocasión se colaron en el tren y Iosu pasó ocho horas escondido debajo de los asientos. A Madrid llevaron canciones como ‘Maldito país, España’, siempre buscaron la máxima provocación, quisieron ser los más malos de la película. Les detuvieron allí y tras escuchar su material se asustaron y les aplicaron la ley anti-terrorista. Apenas pasaron treinta y seis horas en el calabozo, pero aquello les hizo cabrearse sobremanera con las gestoras pro-amnistía: ‘Los detuvieron en un taxi por manguis. Primero sólo a Juanma, Josu fue a buscarle y le detuvieron también. Después, con “A la mierda el País Vasco”, se hicieron malditos en Euskal Herria, tenían muy interiorizado que les echasen del R.R.V. pero estaban orgullosos de no venderse a nadie. Lo tenían claro: Eskorbuto no tenía patria. Ni vascos, ni españoles, Eskorbuto y punto. ‘ A alguien se le ocurrió montar el llamado ‘Rock radical vasco’. Parece que todo nació de un artículo casualmente sobre Eskorbuto titulado: ‘El punk radical en Euskadi se llama Eskorbuto’. Para mucha gente aquello no dejaba de ser una simple etiqueta, igual que Madrid tenía su ‘Movida’, para promocionar la música vasca al resto de España, nada malo. Pero Eskorbuto se lo tomó en serio y reaccionó en contra - 'el rock no tiene patria, ni siquiera la vasca'-, ocasionando fuertes dolores de cabeza a más de uno durante años con aquel tema y hasta amenazando físicamente a los responsables si se les ocurría pisar la Margen Izquierda.
'La Euskadi revoltosa, musicalmente hablando, demuestra su carencia de ideas, su radicalidad fue pura apariencia, un montaje, un negocio, nosotros lo dijimos al comenzar todo. No formamos parte, no traicionamos nada, pero son muchos los que sí lo han hecho (...) Ellos querían un grupo para manejar en cada provincia. En Guipúzcoa podían llamar a los R.I.P, en Álava tenían a La Polla y Hertzainak, de Navarra era Barricada y les faltaba un grupo en Bizkaia. Pero con nosotros metieron la pata, les mandamos a tomar por culo. No somos mercenarios de la política como otros grupos, no somos el holocausto, todavía no nos interesa. Pero no somos inválidos. Muchos son los que nos quieren hacer callar, pero te aseguro que ni todos los cojones podrán.'
Eskorbuto se situó en una tierra de nadie desde la que cargó contra la derecha y contra la izquierda, contra la bandera española y contra la vasca, en sus últimos años arremetieron contra la izquierda abertzale con rabia y decepción. Por distintas razones acabaron teniendo serios problemas para actuar en Euskadi, una de las razones fue la de siempre, su falta de organización al carecer de manager, otra ciertos boikots que sufrieron.
'La prohibición en Euskadi es casi inapelable, gracias a los cerdos de Herri Batasuna, ¿a quién creen que van a engañar? HB miente diciendo que son gente de las calles, yo sé que las calles somos nosotros, y gente como nosotros, que sobrevive en ellas y la política la manda al infierno.'
A partir del ‘Esquizofrenia’ rechazaron cualquier relación con intereses políticos, por muy inocente que fuera la fiesta o concierto en sí. Tras el ‘Antitodo’ se mostraron en apariencia insensibles a todo, y determinados a seguir su propio camino de piedras. Un año que tocaron en la Semana Grande bilbaína iniciaron su repertorio con los acordes del ‘Cara al Sol’ que daban paso a su ‘A la mierda el País Vasco’. Al año siguiente ya no tocaron. Luego prácticamente sólo tocaban fuera, y empezaban sus conciertos con el ‘Maldito País’. Hubo grupos que les acusaron de buscarse ellos mismos los problemas con el resto de grupos, a lo que Iosu respondía: ‘El punk es eso, provocar a la gente.’
'Somos la única independencia de Euskadi, somos libres de pensar lo que queremos hacer. Somos los únicos que hacemos lo que queremos hacer (...) Las ideas de la gente están muy atrasadas, son muy fáciles de engañar y, de esa forma, nosotros no vamos. Eskorbuto no va por ahí engañando con palabras fáciles como otros. Nosotros decimos siempre las cosas claras, por eso nos ganamos enemigos, pero prefiero ganarme enemigos a amigos fáciles.'
Y así era que cuantos más ataques sufrían más descarados y prepotentes se volvían ellos, auto-nombrándose la banda más honrada del mundo, la mejor banda, los demás sólo son imitadores... Fueron bastante egocéntricos. En muchas entrevistas no dejaban títere con cabeza, y aunque respetaban a grupos como Zarama, Cicatriz o RIP, a otros como Barricada o La Polla no dudaban en llamar maricones o cualquier apelativo que se les viniera a la mente. De hecho Eskorbuto empezó a coger muy mala fama en el mundillo del rock y del punk, fama de rateros básicamente, y en buena parte merecida. Mucha gente les tenía miedo o y no quería tocar con ellos, sabían que habían robado instrumentos a otros grupos, y se sabía que ellos y la gente que iba con ellos la montaban gorda por ahí. Tijuana in Blue fue una de las víctimas, no quiere ni oír hablar de Eskorbuto, y La Polla Records menos. Iosu en una ocasión les robó una guitarra y se negó a devolverla. El mánager de La Polla le llamó por teléfono y sólo recibió una invitación a que fueran a buscarla si tenían cojones. Evaristo aún hoy se acuerda de lo sucedido con rabia e indignación: 'De los muertos mejor no hablar (...) pero si tuviera a Iosu delante le daría un guantazo bien dado.' En otra ocasión, descontentos con la paga que les dieron por una actuación en un bar, fueron a la caja, les dieron el palo y salieron corriendo.
Habla Paski: ‘ Una vez Josu anunció su suicidio en escena. Al final sólo se tiró desde la torre de sonido, se rajó un brazo y se llenó de sangre. En otra ocasión, en el Paraninfo de Deusto, un impresionante edificio de la universidad, Juanma comenzó a insultar a las instituciones mientras ponía las cuerdas y para finalizar el discurso sacó la navaja y la lanzó contra el inmenso cuadro del patrón de la universidad. ¡Quedó clavada! El rector estaba allí, así que fue el último concierto en esa universidad.’ Cuando hicieron su ópera-rock (o zarzuela-punk, como la llamó bromeando Iosu) 'Los demenciales chicos acelerados', vendieron el máster a dos discográficas distintas y consiguieron ocultarlo un tiempo. Así que su disco fue lanzado desde dos discográficas y con dos portadas distintas. Su ‘Antitodo’ era estricto, ellos mismos tenían broncas frecuentes. Mientras Iosu afirmaba que no se vendería por nada, Juanma acabó mostrando, al menos en las entrevistas, un nihilismo puro y duro: ‘Yo si me dice de tocar Fuerza Nueva, cincuenta talegos para el Paco y cincuenta para mí’.
Os he mostrado un poco su mala fama y leyenda negra, pero quiero dejar claro que no sólo tuvieron 'demasiados enemigos', sus amigos les recuerdan con mucho afecto. Dejo hablar de nuevo a Roberto: 'El gran drama de Eskorbuto, es que no valían para malos. Lo intentaron con tesón pero no les salía. Si trataban de robar en una iglesia, despertaban a todos los vecinos y acababan en chirona. Si pretendían dar un tirón, la dueña del bolso resultaba ser campeona olímpica y corría más que ellos. Si se colaban en el tren, los guardias jurados les daban pal pelo (…)'
La mayoría de gente que los conoció opina que la peor faceta de Eskorbuto fue la heroína y lo que ésta ocasionó. El ‘No quiero cambiar’ pasó a convertirse, a la fuerza, en un ‘No puedo cambiar’. Además de los malos rollos que tuvieron, gente con la que fueron, su época con la peña del Valle, las frecuentes hospitalizaciones. Por lo demás, el cambio musical que fue experimentando el grupo tenía sus cosas positivas. El ritmo de su música se ralentizó, se añadió la originalidad de un teclado, se notó cierta mejoría en el manejo de los instrumentos, pero la improvisación, la falta de preparación y ensayo son otra nota negativa en su historia musical. Los conciertos eran caóticos y muy movidos, siempre pasaba algo, desde una simple pelea hasta una muerte, como ocurrió una vez. El disco 'Las más macabras de las vidas' fue muy mal distribuido, porque Iosu estaba harto del negocio y se negó esa vez a depender de discográficas y distribuidoras, se montó la aventura descabellada por su cuenta de 'ButoEskor' y distribuyó los discos por medio de unos llamados 'embajadores eskorbutianos', amigos y punkies repartidos por todo el país. No hicieron giras por negarse a tener un mánager que los representara, y a veces estuvieron anunciados en varios sitios el mismo día y la misma hora. Además tanto Iosu como Juanma estuvieron hospitalizados bastantes veces, el único miembro que no se perdió un concierto fue Paco. Era un caso extraño y una suerte que la guitarra de Iosu tuviera las seis cuerdas al final de una actuación, a veces incluso empezaba sin ellas. Su último disco se llamó ‘Demasiados enemigos’ , un título muy apropiado para su situación. Sigue Roberto:
'A Josu le gustaba mucho repetir aquello de “todavía nos seguimos riendo”, pero lo cierto es que también, yo diría que sobre todo, sufrieron de lo lindo. La militancia anti-todo les hizo incómodos en todos los ambientes y su rápida adicción a la heroína les llevó a menudo a merodear los ambientes más sórdidos. Moverse con ellos requería mentalizarse seriamente para cualquier tipo de susto. No se cansaban nunca. Podían hacer burla a una pareja de la Ertzantza y echar a correr, meterse en un portal a hacer sus maniobras y encararse con el vecino más malencarado del mundo, entrar en el autobús y dedicarse a comprobar si el martillito de emergencia sirve de verdad para romper el cristal (servía), era un puro sinvivir. En varias comisarías ya se los tomaban a cachondeo (...)
Después de la fama inicial, Juanma y Josu podrían haberse retirado a sus castillos de invierno y dejar que los fans se los imaginaran donde quisieran, pero no. Sus aficiones y su estricto sentido de la coherencia, les llevaron a seguir en la puta calle. De esta forma, nuevas hornadas de punkeros, mucho más enérgicos, radicales y sobre todo, menos quemados que ellos, tuvieron la extraordinaria oportunidad de rular con sus ídolos por la calle y comprobar en directo si eran tan auténticos como los habían imaginado. Insisto, ellos no valían para “malos”, sencillamente no lo eran. De aquella triste etapa de finales de los ochenta, sacaron un balance catastrófico: se engancharon de forma irreversible, destrozaron lo que les quedaba de salud y fueron vetados en casi todos los bares donde pretendían entrar, esto sin contar la innumerable cantidad de palizas que se comieron para demostrar su valor, porque valientes sí eran, demasiado incluso.'
En los últimos años apenas aguantaban un concierto entero sobre el escenario. Por fin se cumplió uno de los grandilocuentes sueños de Iosu, un gran bolo delante de miles y miles. Al parecer eran muy oídos en Hispanoamérica, y se les ofreció una gira por México, su leyenda había llegado sola, sin promoción alguna. Lamentablemente Iosu tuvo que ser hospitalizado el mismo día que salía el avión y tuvieron que sustituirle a última hora por Iñaki Speed, a quien Juanma enseñó las canciones en el propio avión. El espectáculo debía continuar, pese a todo. En aquel entonces ya se llevaban a matar. Iosu parecía otra persona, estaba siempre deprimido, pero eso no impidió que los Eskorbuto fuesen tan descarados como siempre: ‘Eskorbuto son la muerte, y sólo la muerte nos puede separar. Tenedlo claro.’ A principios de 1992, Iosu ya había vendido todos sus discos y su guitarra para pagarse el caballo, pero se volvió a ilusionar, se compró una guitarra nueva y hasta comentó que sacaría un disco en solitario. No pudo ser, murió repentinamente. Juanma, que se mostraba aparentemente más saludable y prepotente que nunca, que afirmó que no se arrepentía de nada, falleció sólo unos meses después. Ámbos acababan de cumplir los treinta años.
Recientemente, gracias a las energías de Subversión X y de viejos amigos, el ayuntamiento ha accedido a colocar un monumento para Iosu Expósito, en recuerdo de Eskorbuto. ‘Muchos le tenían tirria. Le decían: Mira ése, ha hecho la canción ‘A la mierda el País Vasco’. Es un asqueroso yonqui. Y cuando murió todos decían: Ah, yo lo conocía, era un tío de puta madre.'
'Si alguna vez ha existido un espíritu punk elemental, callejero y antisocial, sus representantes más fieles deberían ser Eskorbuto... El rock juega y bromea con lo siniestro, lo funerario, lo gótico, lo death. El juego de Eskorbuto era real, de carne y hueso.'
(Iñaki Zarata)
'Me suenan crudos, rotos, macabros, desesperados, insolidarios, salvajes, violentos y aniñados. Escultores de la letra más hiriente y del ripio más fácil, apologistas de la muerte en vida, lúcidos y geniales en una canción y renqueantes en la siguiente. Masticando vidrios rotos.'
(Josu Arteaga)
'Somos la banda más honrada que ha pisado este planeta en millones de años. Y no somos nada honrados.'
(Eskorbuto)